NOCHE DE COPAS
HISTORIA DE UNA PROSTITUTA. BASADA EN LA VIDA REAL.
Me encontraba esperando su llegada, en un lugar no muy común para visitar todo tipo de personas, más que los hombres. Mis manos temblaban de nervios, mi corazón se agitaba mientras se acercaba, los minutos se pasaban lentamente, mis pupilas se engrandecían de tanta impresión. Su aspecto era algo extravagante. Tras el maquillaje sus ojos grisáceos reflejaban una gran tristeza, sus labios rojizos ocultaban la dulzura de su esencia, su vestimenta ajustada al cuerpo la hacía ver provocativa y su olor a canela marcaba el territorio de su llegada, mientras su lado interno quedaba marcado como huella de cigarrillo sobre piel. Finalmente llegó a mí, me miró detenidamente y a paso lento tomó la silla, sentándose frente a mí diciendo: Como toda prostituta alguna vez tuve sueños.
Hace cuatro años era una niña de clase media, nuca salía de mi albergue, no conocía, nada sobre la vida, más que la rutina, simplemente indagaba a mi amiga soledad, mi vida no tenía sentido alguno, siempre había pensado que sin amor, nada tenía sentido.
El 17 de julio del 2005, era el día de mi graduación, mis amigos del bachillerato me habían invitado a celebrar nuestro primer triunfo en una discoteca. Para esa fecha ya había cumplido la mayoría de edad, la euforia nos avasallaba dejando a un lado la razón, sin saber en las consecuencias que estas podrían causar, pues el impulso juvenil nos llenaba de ilusiones alterando la realidad. La noche más esperada llegó, mi corazón gritaba de alegría, por el sólo hecho de saber que iría por vez primera a una disco. Busque la mejor vestimenta que tenía para esa noche, me maquille lo mejor posible, pues no era nada experta en el asunto, mis ojos brillaban de tal manera que sentía mi cuerpo sumergirse en un sueño.
En el instante en que entramos a la disco mi corazón explotó de la emoción, mis ojos giraban en torno al lugar, mientras mis compañeros elegían la mesa donde pasaríamos la noche de baile, noche que me llevó a ser lo que ahora soy. Muchas veces andando por las calles oscuras, observo a las que andan en el mismo ritmo que yo, y me pregunto: ¿Habrán escogido ellas su propio destino?, ¿O habrán sido escogidas por él?, como lo fui yo. Nos sentamos alrededor de una mesa redonda, todo marchaba bien, hasta que pedimos la primera botella de alcohol. A medida que pasaban las horas los grados de alcohol recorrían por cada rincón de mi cuerpo, haciendo de ese mundo una diversión superficial. Las luces incandescentes se transformaban en las aliadas del alcohol, jugando con mi percepción y mi cordura. Las risas se volvían contagiosas y cualquier estupidez se volvía director de la orquesta de nuestras carcajadas.
No sabía en el peligro que me encontraba. No sabía que desde ese instante mi vida tomaría otro rumbo que me llevaría directo a prostitución. Al llevar el tercer vaso de alcohol a mi boca mi mente se borro por completo quedando en el abismo, pues ya no era yo, simplemente era un cuerpo que seguía las instrucciones de otro. Al pasar a la pista de baile, las luces de alógeno le daban los compas a aquel hombre que con sus manos acariciaban mi piel, desnudando mi inocencia con tan sólo su mirada, dándole el matiz oscuro a aquella noche.
Mientras “Cristal” (este nombre fue proporcionado para ocultar su verdadera identidad), se sumergía aun más en el recuerdo de aquella noche, sus lágrimas negras teñidas por el rímel recorrían sobre su mejilla en cámara lenta. Cruzando sus piernas, llevó a su boca un cigarrillo, fijando la mirada al fuego consumido por el suspiro de sus labios, exhalando el humo cancerígeno de sus memorias. Mientras yo iba escuchando detenidamente su historia a la vez iba pensando que era este una de las principales preocupaciones que se encuentran en la calle y en la humanidad, la mayoría de nosotros no comprendemos del todo este asunto ni entendemos que es lo que conllevan a algunas mujeres a sumergirse en esa profesión, en ese mundo lleno de dolor y agonía.
Sus manos se juntaron con las mías guiándome a un lugar apartado, mientras mis pies trastabillaban, una vez en el sitio su dentadura golpeaban mi piel con gran afán dejando, huellas en cuerpo y alma. Cada segundo que pasaba era una prenda arrancada por sus manos ásperas y rusticas, cada vez me convencía de que algo andaba mal. A medida que fue pasando el efecto del alcohol mis ojos se esclarecían, reflejándose la realidad ante mí. Trate de huir de aquella escena, pero sus brazos se entrelazaron sobre mi cuerpo, forzándome a quedar ahí sin ninguna salida, la desesperación me invadió, pero no fue lo único en invadirme, ya nada quedaba por hacer más que resignarme, mi cuerpo ya no tenía fuerza para defenderme, sentía que todo dentro de mí ya estaba roto, comenzando por mi virginidad. Al terminar lo que para mí fue una condena, para otros fue una gran decepción. Para él, una víctima más.
Mientas mis compañeros disfrutaban de su gran noche de graduación, yo pasaba el peor trauma de mí vida, condenándome a una vida incierta y llena de oscuridad.
Eran las 6:30 de la madrugada cuando me encontraba caminando por las calles de la ciudad tratando de buscar un porque de lo que había sucedido, y de cómo explicaría a mis padres que su más preciado tesoro había sido violada por alguien que apenas conoció en la pista de baile, por otra parte sólo me quedaba vivir con eso por el resto de mi vida. Esa tragedia paso a ser sólo mía, pues no tuve el valor de decirles a mis padres ni a nadie lo que me había sucedido, pues es ese momento mis padres Vivian como mucho tabú, y contarles eso para mí en ese entonces era destruirles más la vida de lo que ya lo había hecho, y todo por miedo al que dirán.
Al pasar el mes extraños mareos y nauseas alimentaban mis sospechas de que algo extraño crecía dentro de mí. Los nervios me consumían, pues temía que mis padres sospecharan algo. Aquello que tanto me atormentaba me impulsó a comprar una prueba de embarazo, pues mis sospechas eran ciertas, una criatura se desarrollaba dentro de mí. Al mis padres enterarse de esta situación me dieron la espalda por completo sin pedir explicación alguna, mi corazón cada vez recibía más dolor. Me botaron de la casa, mis compañeros me dieron la espalda, ya no tenía a nadie, sólo esa sombra que siempre me acompañaba, pero que ahora estaba más viva que nunca, mi amiga soledad. Pasaron los meses y yo aun sola, pidiendo dinero como una mendiga para alimentar ese ser que ya era parte de mí, la vida sólo me mostraba su lado oscuro, pero mi corazón me dictaba que no todo estaba perdido.
Una noche durmiendo sobre cartón y periódico, me hallé frente a un lugar totalmente desconocido, todas las noches tenía que cambiar de sitio porque me echaban de el ya que dormía en su acera, al verlo sentí la necesidad de buscar ayuda ahí, pues algo me decía que ese era mi destino.
El sitio estaba lleno de mujeres escasas de ropa, hombres bebiendo como un ritual antes de lo que sería un trueque de pasión por dinero. La música era algo erótica, el aspecto del sitio era un poco sucio, estaba impregnado por el aroma del licor. Inmediatamente una de las dueñas del sitio se acercó a mí preguntando: ¿Qué buscas?, este no es lugar para niñas como tú. Le explique mi situación y en cuestiones de segundos me llevaron a lo que sería la oficina de la dueña. Allí me explico la vida que llevaban las mujeres que trabajaban en ese sitio y cuanto ganaban por prestar sus servicios, entendí entonces que esa sería la única forma de tener un hogar y comida para mantener lo que ahora es mi mayor regalo.
Por ser primeriza fui catalogada como la más costosa del lugar, se me permitió el privilegio de elegir al mejor postor, pues mi belleza impresionaba a todos, no podía darme el lujo de esperar tanto, pues la necesidad apremiaba. Me sentía insegura y atemorizada de que mi hija creciera en el mismo mundo en el que estoy. Lucho día a día por sacar adelante lo que la vida me regaló a pesar de sus pesares.
Mi cuerpo se escalofriaba siempre que iba escuchando cada palabra de “Cristal”, sus lágrimas salían aun mas cuando iba contando su historia, cigarros iban, cigarros venían, secó sus lágrimas pasando la mano sobre su rostro y en cuestión de segundos dijo:” Llegó mi turno cariño, es hora del show”, y con una sonrisa dibujada entre sus labios se despidió de mí. Se levantó de la silla suspirando para agarrar fuerzas y continuar en lo que hoy es su rutina.
ESTA HISTORIA ESTA BASADA EN LA VIDA REAL DE CRISTAL, Yo como estudiante de periodismo hice esta entrevista para mostrar al mundo un poco sobre lo que conlleva la vida de una prostituta.
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